Al final de la noche, la luna besa al sol. A través de la ventana abierta, las cortinas bailan. Sábanas de seda, algodón blanco… En una mezcolanza de ternura, la noche termina, el sueño continúa. Bañada por la suavidad del almizcle blanco, la casa es un capullo, un refugio en el que permanecer acurrucados. El perfume Rêve Blanc de Estéban hace referencia a la blancura inmaculada de un equilibrio generoso, texturizado con hermosos materiales.
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